Lobrano-1DERECHO ROMANO Y CONSTITUCIÓN

DE LA DIALÉCTICA (CANCELADA) SOBRE LA LIBERTAD A LA DIALÉCTICA (POR ESCRIBIR) SOBRE LA AUTONOMÍA *

 

 

GIOVANNI LOBRANO

Università di Sassari - Già Preside

della Facoltà di Giurisprudenza

 

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SOMMARIO: Premisa. Una tesis: entre Revolución y Restauración. – 1. Unanimidad y dialéctica del pensamiento jurídico del siglo XVIII. a. Dos características: unanimidad y dialéctica para tres elementos primarios: fin, medio y método. b. Unanimidad sobre: Libertad, Constitución y estudio histórico del Derecho. c. Dialéctica sobre los mismos ‘elementos’. d. Dos cuestiones sobresalientes: relación entre pluralidad de los Ciudadanos y unidad del Pueblo y relación entre limitación al poder y titularidad dinámica del poder. 2. Uniformidad del pensamiento jurídico del siglo XIX (y del siglo XX). a. Cesura doctrinal: cancelación de la dialéctica. b. Dialéctica inconsistente a propósito de la Libertad. c. Uniformidad. d. Doctrina – romanística – inaudita y apodíctica sobre las ‘dos cuestiones’. 3. Crisis de la noción única de “libertad”, releída como “autonomía”: el problema del déficit científico. a. Crisis del pensamiento uniforme y pedido de participación. b. “Bloqueo teórico”. c. Qué hacer: dos operaciones prioritarias. Abstract.

 

 

Premisa. Una tesis: entre Revolución y Restauración

 

La tesis (que por razones obvias de claridad y concisión voy a exponer de manera muy esquemática) es que para comprender y usar – hoy – el Derecho, sea positivo sea romano, debemos entender, al menos en líneas generales, las elaboraciones, que del mismo se han hecho en dos siglos recientes: el XVIII y el XIX. Menos interesante es la del siglo XX, cuya ciencia jurídica (al menos como regla y, entonces, con muy honrosas excepciones)[1] repite resultados de la ciencia del siglo precedente.

En particular, debemos enfocarnos en el cambio de doctrina que se produce en el paso del siglo XVIII al siglo XIX. Esto nos permite recuperar la necesaria percepción (perdida en el siglo XX) del carácter no axiomático sino optativo y cuestionable de la doctrina jurídica también del siglo XIX y, entonces, liberarnos finalmente de su hipoteca.

En esta labor puede ayudarnos considerar: α) la tensión revolucionaria del pensamiento jurídico del siglo XVIII (que desemboca en la Revolución Francesa, de 1789-1799) y, al contrario, el contexto reaccionario del pensamiento jurídico del siglo XIX (que se abre con la Restauración del Congreso de Viena, de 1818); y β) que, a este cambio de actitud, sigue el fenómeno, que aún dura, de la devaluación del Derecho a favor de la Economía y de la transferencia de atención científica del uno a la otra, para la innovación ‘social’. Ejemplarmente, en 1859 Karl Marx (a pesar de su formación jurídica en las Universidades de Bonn y Berlín) o, quizás, precisamente por ella, hace la famosa distinción fuertemente jerarquizada entre Economía = estructura y Derecho = superestructura[2] y en 1867 escribe El Capital, mientras que en el siglo antes Montesquieu había escrito El espíritu de las leyes (1748) y Jean Jacques Rousseau el Contrato social (1762).

 

 

1. Unanimidad y dialéctica del pensamiento jurídico del siglo XVIII

 

a. Dos características: unanimidad y dialéctica para tres elementos primarios: fin, medio y método

 

El pensamiento jurídico del siglo XVIII es marcado por dos características, sólo aparentemente contradictorias: la unanimidad y la dialéctica.

Sea la unanimidad sea se la dialéctica se producen en referencia a tres elementos, identificados no como exclusivos pero si como primariamente necesarios para influir correcta y eficazmente en la estructura y en la dinámica de la organización política. Ellos son: el fin, el medio y el método.

Tales características se manifiestan, inicialmente, a nivel científico, alcanzando la forma más madura en las obras de los dos máximos ‘philosophes’ del siglo, Montesquieu y Rousseau[3], que hemos mencionado en “Premisa”. Se traducen, luego, a nivel normativo, en forma muy clara en las dos primeras Constituciones francesas, la de 1791 (de inspiración montesquieuiana) y la de 1793 (de inspiración rusoniana)[4].

 

b. Unanimidad sobre: Libertad, Constitución y estudio histórico del Derecho

 

El fin unánime es la Libertad.

Para lograr la Libertad, el medio unánime, es el – jurídico – de la Constitución.

Para determinar la Constitución eficaz a tal fin, el método unánime, es el estudio histórico del Derecho; nótese: expresamente descartando el método de la construcción “utópica”[5] o de lo que es – en relevante medida – su equivalente hoy, la “ingeniería constitucional”[6].

 

c. Dialéctica sobre los mismos ‘elementos’

 

La dialéctica se produce dentro de cada uno de estos tres elementos y de su conjunto.

En efecto, se han identificado no uno sino dos tipos – alternativos – de Libertad. Según Montesquieu, Libertad es “obedecer las leyes dadas por gobiernos moderados”[7]. Según Rousseau, en cambio, Libertad es “obedecer a sí mismos aún uniéndose en comunidad”[8].

En consecuencia de los dos, alternativos tipos de Libertad, se buscan dos – otro tanto alternativos – tipos de Constitución. Según Montesquieu, la Constitución debe garantizar la “limitación al poder de los Gobernantes sobre los Ciudadanos”[9]. Según Rousseau, en cambio, la Constitución debe permitir la “participación de los Ciudadanos al poder sobre sí mismos”[10].

De estos dos tipos de Constitución, se identifican los respectivos “modelos” históricos, con sus respectivas instituciones fundamentales. Según Montesquieu, el modelo histórico de Constitución es el modelo moderno inglés[11], es decir parlamentario, y su institución fundamental es la “división y equilibrio de los tres poderes”: legislativo, ejecutivo y judicial[12]. Según Rousseau, en cambio, el modelo histórico de Constitución es el modelo antiguo romano[13], es decir republicano, y su institución fundamental es el “contrato de sociedad”[14]. No es esta la sede para profundizar el tema pero, para no ser demasiado críptico[15], tengo que agregar algunos mínimos datos. En su tratado de re publica (55-51 a.C.) Cicerón, había escrito que “el Pueblo es la multitud de los hombres solo en cuanto constituidos en sociedad”[16]. La sociedad (“societas”) es la forma organizativa que (a diferencia de otras igualmente conocidas por los Romanos, como la sodalitas y el comitatus)[17] no tiene la figura institucional del 'jefe' (“príncipe” o “guía”). En la sociedad, el poder de volición pertenece a la totalidad de los socios, que lo ejercen (en la asamblea, por mayoría)[18] exclusivamente (!) sobre la totalidad de los socios:

«privilegia ne inroganto» (XII tabulae, 9.1); «Lex […] est generale iussum populi» (Ateius Capito apud Gell., noctes Acticae 10.20); «Lex est commune praeceptum» (Pap. D. 1.3.1); Iura non in singulas personas, sed generaliter constituuntur (Ulp. D. 1.3.8); «Quod omnes similiter tangit ab omnibus comprobetur» (Cod. Just. 5.59.5); «quod in omnes homines resve populus scivit, lex appellatur» (Fest., de v. s., 326.16 <L.>).

Perfectamente en línea con las fuentes romanas, Rousseau escribe:  «quand tout le peuple statue sur tout le peuple [...] C’est cet acte que j’appelle une loi» (CS, Livre II Chapitre VI).

 

d. Dos cuestiones sobresalientes: relación entre pluralidad de los Ciudadanos y unidad del Pueblo y relación entre limitación al poder y titularidad dinámica del poder

 

En el pensamiento jurídico del siglo XVIII – así esquematizado – son dos las cuestiones sobresalientes. Se trata de: α) la relación entre la pluralidad de los Ciudadanos y la unidad del Pueblo y β) la relación entre la limitación al poder y la titularidad dinámica del poder (o sea el régimen unitario de la voluntad colectiva).

Que la palabra Pueblo indique la totalidad de los Ciudadanos puede darse por sentado y así lo está en los léxicos sea de Montesquieu sea de Rousseau. Pero muy diferente es la atención otorgada a tal relación por cada uno de estos dos Autores. Solo en el léxico (y en el pensamiento) de Rousseau la relación entre la pluralidad de los Ciudadanos y la unidad del Pueblo es dogmáticamente importante y es tratada con profundidad consecuente. En el capítulo central de su obra, es decir en el capítulo dedicado al “Pacto Social”, Rousseau produce una formula compleja y muy técnica, que pide atención:

«en lugar de la persona particular de cada contratante, el acto de asociación produce un cuerpo moral y colectivo compuesto por tantos miembros cuantos votos tenga la asamblea, el cual [cuerpo] recibe de este mismo acto [de asociación] su unidad, su yo común, su vida y su voluntad. Esta persona pública, que así se forma por la unión de todas las demás, solía tomar el nombre de Ciudad y ahora toma el de República o Cuerpo Político, que es llamado por sus miembros Estado cuando es pasivo, Soberano cuando es activo, Potencia comparándolo con sus semejantes. En cuanto a los asociados, colectivamente toman el nombre de Pueblo, y en particular se les llama Ciudadanos, como partícipes de la autoridad soberana, y Sujetos, como sometidos a las leyes del Estado».

Cada “máquina” (CS, 1.7) constitucional consta necesariamente de dos ‘mecanismos’ principales. De hecho, cada Constitución debe reglamentar sea la titularidad dinámica del poder sea la limitación al poder. Pero, como hemos visto, los dos ‘discursos’ constitucionales del siglo XVIII están marcados por una notable disimetría en el tratamiento de estos dos ‘mecanismos’. En el discurso constitucional de Montesquieu, la atención se centra en la limitación al poder, mientras que la titularidad dinámica del poder se considera casi ‘sólo’ algo supuesto (como se evidencia en el tratamiento del instituto de la “representación”)[19]. En el discurso constitucional de Rousseau, en cambio, la atención se centra en la titularidad dinámica del poder, mientras que la limitación al poder se considera casi ‘sólo’ una consecuencia (como se evidencia en el tratamiento del instituto del “tribunado”)[20].

 

 

2. Uniformidad del pensamiento jurídico del siglo XIX (y del siglo XX)

 

a. Cesura doctrinal: cancelación de la dialéctica

 

Como advertido en la “Premisa”, entre los siglos XVIII y XIX se produce una cesura bastante circunscrita pero muy profunda en la continuidad de la doctrina jurídica.

Sin embargo, queda la unanimidad sobre los tres ‘elementos primarios’ de influencia en la estructura y en la dinámica de la organización colectiva, que hemos encontrado en el pensamiento jurídico del siglo XVIII. En efecto, no parece relevante que en la ciencia jurídica del siglo XVIII prevalece específicamente el derecho público y en la ciencia jurídica del siglo XIX prevalece específicamente el derecho privado. Después de la gran innovación “constitucional”, la transferencia de resultados a la “singulorum utilitatem” es una necesidad. La directa traducción normativa de la nueva doctrina se encuentra en un Código civil, el Bürgerliches Gesetzbuch, emanado por el Rey de Prusia el primero de enero de 1900, y luego en una Ley de sociedades anónimas, el ‘Aktiengesetz’, emanado por el Gobierno alemán el 30 de enero de 1937. Pero el BGB y el AktG perfeccionan el Derecho subyacente a la Constitución francesa del 1791, así como el Código Napoleón de 1804 había integrado el Derecho subyacente a la Constitución francesa de 1793 [21]. En fin, como enseña Ulpiano (D. 1.1.1.2), derecho público y derecho privado son no ‘dos Derechos’ sino “dos posiciones de estudio” del único Derecho.

La cesura consiste en la cancelación de la dialéctica. Más precisamente, es cancelado su ‘término’ antiguo romano, o sea republicano. La cesura es, en cierto modo, más marcada porque (a diferencia de la que será la ciencia jurídica del siglo XX)[22] la ciencia jurídica del siglo XIX sigue siendo histórica (más bien, como veremos, romanística)[23] y su fuerza sigue siendo arraigada en la misma voluntad metodológica: no de inventar “sistemas” sino de estudiar lo “existente”[24]. La cancelación del término romano-rusoniano de la dialéctica se consigue, sin embargo, con dos técnicas; muy diferentes entre sí, aunque constantemente entrecruzadas y casi mezcladas a nivel ‘cultural’: una, más superficial y evidente, es la crítica demoledora del ‘término romano’; otra, más profunda e insidiosa, es su reescritura (lo que es, notoriamente, la técnica más eficaz de cancelación) come precedente del ‘término inglés’. Esta técnica es la propia de los grandes juristas alemanes del siglo XIX y consiste en una relectura inaudita – más que innovadora – de las fuentes del Derecho romano. Con ambas técnicas, queda sólo el término moderno inglés, o sea parlamentario, como protagonista único del pensamiento y de la praxis jurídicos, y su sombra se extiende sobre toda la historia: incluyendo la antigua y la futura.

 

b. Dialéctica inconsistente a propósito de la Libertad

 

Parece negar la ‘cancelación’ de la dialéctica – o, al menos, hacerle excepción – la oposición entre dos tipos de Libertad. En efecto, esta oposición queda objeto de estudio sea en el siglo XIX sea en el siglo XX, en particular con dos ensayos, los cuales han gozado ambos de atención considerable. Es famoso el “discurso” dedicado en 1819, por Benjamin Constant, a la oposición entre “Libertad de los Antiguos y Libertad de los Modernos”[25] y, un siglo después, en 1958, Isaiah Berlin reformula la misma oposición con palabras diferentes, “Libertad negativa y Libertad positiva”[26], pero con contenidos similares a los de Constant.

Sin embargo, no hay dialéctica real. Ambos Autores son partidarios de la sola “Libertad de los Modernos” o “negativa”. Ninguno de los dos sostiene la “Libertad de los Antiguos” o “positiva”. A este resultado contribuyen reconstrucciones sin contradictório. La “Libertad de los Antiguos” o “positiva” es diseñada: por Constant como obsoleta (así anticipando puntualmente la doctrina del evolucionismo social, que Herbert Spencer formulará en su First Principles de 1862)[27] y por Berlin como totalitaria (así aplicando puntualmente la doctrina antidemocrática, que Jacob Talmon acababa de formular en The Origins of Totalitarian Democracy de 1952)[28].

 

c. Uniformidad

 

Sin dialéctica, la unanimidad decae a uniformidad.

Este pensamiento jurídico uniforme parece ser repetido – más que compartido – también por Autores no convencionales, como Karl Marx (quien en 1852 define el modelo constitucional romano “antediluviano”)[29] y como Juan Bautista Alberdi (autor en 1852 del ensayo Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, que orientó la redacción de la Constitución argentina de 1853, y quien en 1871 define “muerta” la “Libertad latina” porque “Roma no conoció los Parlamentos”)[30].

La uniformidad del pensamiento jurídico se manifiesta en la uniformidad de la producción normativa. Todas las Constituciones que proceden más o menos directamente de la Revolución Francesa son todas rigurosamente inspiradas en el modelo moderno inglés de la concentración del poder en el Gobierno (en el sentido amplio de esta categoría, es decir comprensivo [aunque con “división” o “separación”] del poder legislativo y del poder ejecutivo)[31]; quedando así la ya mencionada Constitución francesa de 1793 (inspirada en el modelo antiguo romano de la participación de los Ciudadanos al poder)[32] excepción única y sin descendencia.

 

d. – Doctrina – romanística – inaudita y apodíctica sobre las ‘dos cuestiones’

 

La contribución fundamental (y aún decisiva) a la cesura con la doctrina jurídica del siglo XVIII la da la ciencia jurídica alemana.

La Historische Rechtsschule, fundada por Friedrich von Savigny, y sus discípulos pandectistas, cuyo máximo exponente es Bernhard Windscheid, realizan objetivamente dos tareas abordando dos cuestiones.

Las tareas realizadas son (con la ‘técnica’ que hemos mencionado)[33]: α) el perfeccionamiento del modelo constitucional moderno inglés, propuesto por Montesquieu, y β) la cancelación de la especificidad y de la identidad del modelo constitucional antiguo romano, propuesto por Rousseau.

Las cuestiones a este fin abordadas son precisamente las dos, ‘sobresalientes’, que hemos destacado en el esquema del pensamiento jurídico del siglo XVIII: α) la relación entre la pluralidad de los Ciudadanos y la unidad del Pueblo y β) la relación entre la limitación al poder y la titularidad dinámica del poder. Como igualmente hemos destacado, los puntos débiles de la doctrina montesquieuiana y, en cambio, fundamentales de la rusoniana son: α) la atención a- y el procesamiento de la primera relación en su conjunto y β) la atención a- y el procesamiento, en la segunda relación, de la titularidad dinámica del poder.

Podemos, entonces, decir que la ‘contribución’ de la ciencia jurídica alemana es – al menos de forma objetiva – precisamente fortalecer estos dos puntos débiles de la doctrina ‘inglésa’ de Montesquieu y, al mismo tiempo, golpear estos dos puntos fundamentales de la doctrina ‘romana’ de Rousseau.

El primer punto débil inglés/montesquieuiano (la escasez de atención a- y de procesamiento de la relación entre la pluralidad de los Ciudadanos y la unidad del Pueblo) lo fortalece Savigny. Este, en la primera mitad del siglo: retomando – de hecho – la doctrina hobbesiana del siglo XVII (la doctrina del Leviatán, de 1651) pone en el centro de su Sistema la construcción de la unidad colectiva como “persona jurídica”. Esta suerte de ‘sucedáneo’ del Pueblo se adapta perfectamente (en cuanto inexistente: es un ser “ficticio”)[34] al modelo constitucional inglés y, por lo tanto, a ser necesariamente y técnicamente “sustituido”, en la volición, por (las “personas físicas” de) los “gobernantes”. Savigny atribuye – de forma, nótese, no solo ‘inaudita’ sino también totalmente apodíctica – la invención de la “persona jurídica” al Derecho romano[35]. Es, físicamente, la sublimación del corpus[36].

El segundo punto débil (la escasez de atención a- y de procesamiento de la titularidad dinámica del poder o sea al y del régimen unitario de la voluntad colectiva) es fortalecido de manera coherente. Puede decirse que la ‘respuesta’ de Savigny a la primera cuestión es el ‘lecho de Procusto’ lógico-jurídico al que son forzadas las fuentes romanas también sobre la segunda cuestión. De forma muy concisa, podemos decir que se trata de las fuentes sobre la volición a través de intermediario, es decir: las fuentes sobre el tema del iussum y del mandatum. En la segunda mitad del siglo, por pandectistas, como Bernard Windscheid (1865-66 y 1867) y juristas del derecho positivo, como Paul Laband (1866), el iussum del dominus negotii (en nuestro contexto: de la colectividad unitariamente concebida) es interpretado de manera absolutamente innovadora/inaudita (con respeto a la misma doctrina alemana: véase el gran tratado de Pandectas [1790-1830] de Christian Friedrich von Glück[37] y la enseñanza [todavia en 1857] de Rudolf von Jhering[38]). La novedad es que el iussum del dominus negotii es ‘leido’ ya no como un comando a su agente de negociar con el tercero, sino como una autorización al tercero para negociar con su agente (haciendo así del iussum el precedente de la procura de hoy[39] y pasando de la lógica jurídica antigua, de “actuar por medio de otros”, a la lógica jurídica de hoy, de “actuar por otros”)[40]. En el mismo tiempo se reduce el mandatum a mera regulación de la relación interna entre dominus negotii y agente: «Se trata de la afirmación progresiva de la autonomía del poder de representación con respecto al contenido del poder de gestión que vincula el representante al representado»[41].

A pesar de la tajante distinción hecha por Max Weber todavía en 1922 [42], la “Libertad de los Antiguos” (o “positiva”), reconocida unánimemente en el siglo XVIII como la alternativa a la “Libertad de los Modernos” (o “negativa”), se convierte así, en la ciencia jurídica del siglo XIX (y todavía en la del siglo XX), en su (aún imperfecto) precedente y, con esto, también en la prueba desesperante de su unicidad e inevitabilidad in omne aevum.

 

 

3. Crisis de la noción única de “libertad”, releída como “autonomía”: el problema del déficit científico

 

a. Crisis del pensamiento uniforme y pedido de participación

 

La uniformidad decimonónica de la opción por la concepción de la Libertad como “limitación al poder de los Gobernantes sobre los Ciudadanos” y por el modelo constitucional correspondiente, ha entrado ahora en crisis evidente y, con la crisis, ha reaparecido el interés por la libertad como “participación de los Ciudadanos al poder sobre sí mismos”[43].

Este interés se ha manifestado – lo que parece particularmente relevante – a través de la categoría de “autonomía”. La dialéctica de la libertad, cancelada en el siglo XIX, ha reaparecido recientemente como dialéctica de la autonomía.

Objetivamente, la autonomía es no una categoría ajena a la categoría de libertad, sino una interpretación de la misma orientada a su concepción romana antigua. Esto surge del componente original del significado de la palabra autonomía, que evoca no la limitación del “poder sobre los demás” sino el “poder sobre sí mismos”[44].

El significado de autonomía también ha adquirido un componente (al menos principalmente) que no es individual sino colectivo, es decir, la referencia a la realidad humana no como “átomos” sino como “conjuntos”, múltiples y unitarios a la vez. Sobre este segundo significado adquirido se vuelve a proponer la dialéctica de la libertad del siglo XVIII. La autonomía puede ser nuevamente (y por regla general es) entendida de acuerdo con la experiencia jurídica anglosajona (que es la construcción del “federalismo” estadounidense es decir, el “gran centralismo gubernamental y la descentralización administrativa extrema”[45]) o puede ser (y está esperando ser) entendido según la experiencia jurídica romana (que es la construcción del “Imperio Municipal” es decir la participación de las pequeñas ciudades / Repúblicas municipales en la constitución y gestión de la gran República Romana[46].

 

b. “Bloqueo teórico”

 

El obstáculo – no el único pero el primero e ineludible – para la realización constitucional de la Libertad-participación o sea de la autonomia-participación es la ausencia en la “cultura” – incluso antes que en la ciencia – jurídica contemporánea[47] de un modelo constitucional adecuado[48].

Esta ausencia ha sido denunciada clara y contundentemente, por algunos estudiosos, como la verdadera causa del “bloqueo teórico” de la ciencia jurídica de hoy[49].

 

c. Qué hacer: dos operaciones prioritarias

 

Para superar el “bloqueo”, debemos recuperar – frente a la cancelación decimonónica, que ha llegado inercialmente hasta nuestros días – la memoria científica y luego cultural del antiguo modelo constitucional romano republicano o sea del Derecho romano mismo. Para hacer esto, necesitamos el estudio histórico del Derecho, prioritariamente: con atención al ‘tema de la sociedad’ y a través de las dos ‘cuestiones sobresalientes’.

Al estado de la doctrina, para la primera cuestión, sirve una operación principalmente destruens. Debemos deshacernos del ‘lecho de Procusto’ lógico-jurídico, según el cual la unidad colectiva sólo puede construirse a través de la abstracción de la “juristische Person”, recuperando así la posibilidad y la capacidad de ver, en las fuentes jurídicas romanas, la construcción de la unidad colectiva a través de categorías elocuentemente: unitarias y concretas (‘corporales’) come universitas y corpus[50].

Casi diría que, como en el cuento de Hans Christian Andersen, para cumplir esta operació casi solo debemos tener el coraje de reconocer que "el rey está desnudo".

Para la segunda cuestión, sirve una más compleja operación principalmente construens. Debemos reconstruir el régimen de la voluntad colectiva unitaria propio del Derecho romano. Clave de esta operación son los institutos del iussum y del mandatum. No debemos que empezar de cero. Tenemos la doctrina pre- (o proto-)pandectista (como la de Christian Friedrich von Glück) y anti-pandectista (como la de Rudolf von Jhering) y la lección de grandes ‘filósofos’ del siglo XVIII (a quienes la tensión ‘revolucionaria’ ha permitido una visión histórico-dogmática excepcionalmente clara y profunda del “modelo” jurídico republicano romano).

Pero ni siquiera debemos detenernos en los resultados de tales doctrina y lección. Como enanos sobre espaldas de gigantes, podemos mirar más allá de ellos, como ellos mismos (en particular Jean-Jacques Rousseau) nos invitan a hacer, señalándonos la “materia totalmente nueva” de las “confederaciones”, en particular de las “confederaciones municipales” pero también recordándonos que nos, los “modernos”, ya no sabemos qué es la Ciudad[51].

Como escriben Aristóteles[52] y Cicerón[53]: Ciudad es la “sociedad por excelencia”.

 

 

Abstract

 

L’objectif fondamental, qui ouvre l’ère contemporaine et qui caractérise (aussi) la science juridique, c’est la liberté.

Les caractéristiques de la science juridique du XVIIIe siècle (qui aboutit à la Grande Révolution) sont l’unanimité et la dialectique. Elle est unanime parce que en sont uniques: au-delà de l’objectif de la «liberté», l’instrument pour parvenir à la liberté, qui est la «constitution», et la méthode d’élaboration de la constitution, qui est «l’étude des modèles juridico-historiques». Elle est dialectique parce que en sont doubles (respectivement: aristocratiques et démocratiques): les concepts de liberté, les types de constitution, les modèles juridico-historiques. Du côté aristocratique (principal auteur le philosophe du droit, baron de Montesquieu, avec l'Esprit des Lois, 1748): la liberté est conçue comme une limitation du pouvoir du gouvernement sur les citoyens; la division et l’équilibre des trois pouvoirs sont placés au fondement de la constitution; dont le modèle est identifié dans la constitution anglaise moderne. Du côté démocratique (auteur principal le philosophe du droit, Citoyen de Genève Jean Jacques Rousseau, avec le Contrat social, 1762): la liberté est conçue comme la participation des citoyens au pouvoir sur eux-mêmes; la manifestation de la volonté générale par les citoyens est placée au fondement de la constitution (en laissant son exécution au gouvernement); le modèle est identifié dans le droit romain antique. Entre les deux côtés politiques et scientifiques, qui se confrontent et s’affrontent au XVIIIe siècle, l’ordre attribué aux deux principales questions constitutionnelles est donc aussi spéculer: dans le discours aristocratique la question de la limitation du pouvoir est prioritaire; dans le discours démocratique, la question de la titularité dynamique du pouvoir (c’est-à-dire la manifestation de la volonté collective unitaire) est prioritaire.

La caractéristique de la science juridique du XIXe siècle (qui nait de la Restauration) est la transformation de l’unanimité en uniformité, par l'annulation de la dialectique. Ceci est obtenu (auteur principal le romaniste Friedrich von Savigny, avec le System des heutigen römischen Rechts, 1840) en inversant – littéralement – l’interprétation jusqu’alors unanime du droit romain. Celui-ci se réduit d’alternative à précédente du modèle juridique anglais, qui est ainsi absolutisé et projeté, comme le seul concevable et possible, dans le passé et dans l'avenir. L’opération scientifique, dont Savigny principalement se charge, est le traitement dogmatiquement et systémiquement adéquat de la principale question constitutionnelle, par contre négligée au XVIIIe siècle par le «côté aristocratique»; c’est-à-dire la question de la titularité dynamique du pouvoir (c’est-à-dire de la manifestation de la volonté collective unitaire). Le premier «mouvement» de cette «opération» est l’interprétation de la societas et du corpus (avec lesquels l’ancien juriste romain Gaius construit l’unité collective) comme la artificial person et le political body (avec lesquels il la construit, par contre, le juriste anglais moderne Hobbes) et que, en tant qu’abstraits, pour exercer leur [?] pouvoir (ou exprimer leur [?] volonté) ils doivent être «remplacés par des représentants».

On peut garder le silence sur les caractéristiques de la science juridique du XXe siècle, car celle-ci (avec des exceptions aussi honorables que non écoutés, par exemple: Max Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, 1922; Pierangelo Catalano, Populus Romanus Quirites, 1974) se limite à répéter la doctrine du XIXe siècle.

Caractéristique de la débutante science juridique du XXIe siècle est le «blocage» produit par la combinaison : α) de la crise de la liberté aristocratique de modèle moderne anglais (traduit par Hobbes-Savigny dans l’institution de la substitution-représentation) ; β) de la non-connaissance (c’est-à-dire de la connaissance effacée) de la liberté démocratique de modèle romain antique. Il est également remarquable, le transfert d’attention de la catégorie de liberté à la catégorie d’autonomie; ce qui ne signifie objectivement pas l’abandon du thème de la liberté mais un transfert d’attention appréciable de la liberté individuelle à la liberté collective, sur laquelle est à nouveau activée la dialectique entre la liberté «des modernes» (Constant, 1819) ou «négative» (Berlin, 1958) et «des anciens» ou «positive». Pour débloquer la science juridique et répondre à la question actuelle d’autonomie, la méthode reste celle indiquée au XVIIIe siècle: l'étude des modèles juridico-historiques; évidemment, avec une attention prioritaire à l’oublié, c’est-à-dire à l’ancien modèle juridique romain, qui est démocratique, ou – plus précisément – républicain.

 

 

 



 

[Per la pubblicazione degli articoli della sezione “Contributi” si è applicato, in maniera rigorosa, il procedimento di peer review. Ogni articolo è stato valutato positivamente da due referees, che hanno operato con il sistema del double-blind. Continuano ad essere valutati i fuori ruolo delle Università italiane; mentre per gli studiosi stranieri valutazione solo se richiesta.]

 

* Lezione inaugurale dei corsi del Programa de Pós-Graduação em Direito da Universidade Federal de Pelotas, Faculdade de Direito, tenuta presso l’Aula inaugural, il 16 agosto 2021.

 

[1] Pienso, ejemplarmente, en aportaciones como las de Max Weber (ver, infra, nt. 42) y Pierangelo Catalano (ver, infra, ntt. 29 y 47). Las ‘aportaciones’ de estos dos Autores me parecen especialmente interesantes porque se refieren precisamente a las dos ‘cuestiones’ que (infra, §§ 1.d, 2.c y 3.c) señalo como ‘sobresalientes’; con especial atención de Weber para la segunda ‘cuestión’ y de Catalano para la primera.

[2] Karl Marx, Zur Kritik der politischen Ökonomie, 1859, opera (en el “Vorwort”) la distinción entre la ‘Struktur’ económica y el ‘Überbau’ (superestructura) jurídica de la organización colectiva.

[3] Piénsese en el debate a distancia entre el pro-germanista Marqués Henri de Boulainvilliers (Histoire de l’ancien gouvernement de la France avec XIV lettres historiques sur les Parlements ou États-Généraux, 3 vol. La Haye & Amsterdam 1727) y el pro-romanista Abbé Jean-Baptiste Dubos (Histoire critique de l'établissement de la monarchie française dans les Gaules, 3 vol., Paris 1734).

Montesquieu, EdL, Livre XXX, Chapitre X “Des servitudes” escribe «il [Boulainvilliers] avait plus d’esprit que de lumières, plus de lumières que de savoir; mais ce savoir n'était point méprisable, parce que, de notre histoire et de nos lois, il savait très bien les grandes choses. […] M. le comte de Boulainvilliers et M. l’abbé Dubos ont fait chacun un système, dont l’un semble être une conjuration contre le Tiers-État, et l’autre une conjuration contre la noblesse».

[4] Sobre ambas Constituciones, ver Charles Debbasch - Jean-Marie Pontier, Les Constitutions de la France, Paris 1989, 8 ss. e 41 ss.

Sobre la especificidad democrática de la Constitución del ’93, ver Raymond Carré de Malberg (1861-1935), Contribution à la Théorie générale de l'Etat, II, Paris 1922 (reedición Paris 1962); cfr., infra, nt. 32.

[5] Montesquieu, EdL, Livre XI, Chapitre VI, “De la constitution d'Angleterre” «Harrington, dans son Oceana, a aussi examiné quel était le plus haut point de liberté où la constitution d'un État peut être portée. Mais on peut dire de lui qu'il n'a cherché cette liberté qu'après l'avoir méconnue, et qu'il a bâti Chalcédoine, ayant le rivage de Byzance devant les yeux». James Harrington había escrito la obra utópica The commonwealth of Oceana en 1656.

Jean Jacques Rousseau, Lettres écrites de la Montagne, 1764, “Sixième lettre” «Eh ! Monsieur; si je n’avais fait qu’un système, vous êtes bien sûr qu’on n’aurait rien dit. On se fut contenté de reléguer le Contrat social avec la République de Platon, l’Utopie et les Sévarambes dans le pays des chimères. Mais je peignais un objet existant, et l’on voulait que cet objet changeât de face. Mon livre portait témoignage contre l’attentat qu’on allait faire. Voilà ce qu’on ne m’a pas pardonné».

Hans Küng escribió, aunque sobre un tema completamente diferente: «Una persona storica concreta possiede una carica di realtà incontestabile, anche se diversamente interpretabile» (20 These zum Christsein, München 1975; tr. it. de Germano Re e Marco Beck, 20 tesi sull’essere cristiani, Cles (Tn) 1980, 81).

[6] Giovanni Sartori, Ingegneria costituzionale comparata. Strutture, incentivi ed esiti, 6ª ed., Bologna 2013.

[7] EdL, Livre XI, Chapitre III “Ce que c'est que la liberté” «La liberté est le droit de faire tout ce que les lois permettent»; XI, 4 “Continuation du même sujet” «La démocratie et l’aristocratie ne sont point des États libres par leur nature. La liberté politique ne se trouve que dans les gouvernemens modérés».

Ver Raymonde Monnier, “Montesquieu et le langage républicain : l’argumentaire de l’Esprit des lois”, en La Révolution française. Cahiers de l’Institut d’histoire de la Révolution française, 5, 2013 Le républicanisme anglais dans la France des Lumières et de la Révolution, §§ I État libre et république: le contexte, l’argumentaire et la rhétorique de l’Esprit des lois”, § II “Qu’est-ce qu’une constitution libre?”.

[8] CS, I.6 “Du Pacte Social” «forme d’association […] par laquelle chacun s’unissant à tous, n’obéisse pourtant qu’à lui-même & reste aussi libre qu’auparavant».

[9] En el capítulo 11.4 (o sea en la “continuación” del capítulo 11.3 “Ce que c'est que la liberté”) dell’ EdL, Montesquieu escribe «Pour qu'on ne puisse abuser du pouvoir, il faut que, par la disposition des choses, le pouvoir arrête le pouvoir. Une constitution peut être telle que personne ne sera contraint de faire les choses auxquelles la loi ne l'oblige pas, et à ne point faire celles que la loi lui permet».

[10] CS, Livre II Chapitre premier “Que la Souveraineté est inaliénable”.

[11] EdL, Livre XI. Chapitre V “De l'objet des états divers” «… Il y a aussi une nation dans le monde qui a pour objet direct de sa constitution la liberté politique. Nous allons examiner les principes sur lesquels elle la fonde. S'ils sont bons, la liberté y paraîtra comme dans un miroir. Pour découvrir la liberté politique dans la constitution, il ne faut pas tant de peine. Si on peut la voir où elle est, si on l’a trouvée, pourquoi la chercher?» - Chapitre VI “De la constitution d'Angleterre”.

Ver Id., Lettres persanes, 1721, CXXXI, «L’Europe gémit longtemps sous un gouvernement [romano] militaire & violent […] Cependant une infinité de nations inconnues sortirent du nord, se répandirent comme des torrents dans les provinces romaines. [...] Ces peuples étoient libres»; cfr. EdL, Livre XVII, Chapitre V: «Les Goths, conquérant l'empire romain fondèrent partout la monarchie et la liberté. [...] Le Goth Jornandez a appellé le nord de l'Europe la fabrique du genre humain. Je l'appellerai plutôt la fabrique des instrumens qui brisent les fers forgés au midi. C’est là que se forment ces nations vaillantes, qui sortent de leur pays pour détruire les tyrans & les esclaves ...», ibid. 18.17 "Manière de penser de nos pères" «nos pères les Germains».

[12] EdL, Livre XI, Chapitre VI “De la constitution d'Angleterre” «Il y a dans chaque État trois sortes de pouvoirs: la puissance législative, la puissance exécutrice des choses qui dépendent du droit des gens, et la puissance exécutrice de celles qui dépendent du droit civil».

[13] Discours sur l’origine et les fondements de l’inegalité parmi les hommes, 1755, «Le peuple romain [...] ce modèle de tous les peuples libres».

CS, Livre III. Chapitre XV “Des Députés ou Représentans” «Le peuple Anglois pense être libre; il se trompe fort».

[14] CS, Livre I, Chapitre VI “Du Pacte Social” «“Trouver une forme dʼassociation qui défende & protège de toute la force commune la personne & les biens de chaque associé, & par laquelle chacun sʼunissant à tous, nʼobéisse pourtant quʼà lui-même & reste aussi libre quʼauparavant?” Tel est le problème fondamental dont le contrat social donne la solution».

[15] Dado el estado de la doctrina. Ver, por ejemplo, Vittorio Possenti, “Sul concetto di popolo: momenti della filosofia pubblica antica e moderna”, en Rivista di Filosofia Neo-Scolastica, luglio - settembre 1988, Vol. 80, No. 3, 395-423, en particular la cita de Rousseau en la p. 397.

[16] rep. 1.39: res publica res populi, populus autem non omnis hominum coetus quoquo modo congregatus, sed coetus multitudinis iuris consensu et utilitatis communione sociatus. <= República es la cosa del pueblo, y el pueblo es no toda clase de hombres, de cualquier manera congregados, sino la clase de la multitud constituida en sociedad por el consentimiento del derecho y la comunión de lo útil>.

[17] En el Thesaurus Linguae Latinae, la primera definición de “comitatus” (s.v.) es: «numerus, multitudo eorum qui comitantur aliquem»; cfr. Egidio Forcellini, Totius Latinitatis Lexicon, 1771, s.v. “Comitatus” «It. seguito, compagnia, comitiva, corteggio; Fr. cortège, foule qui accompagne, train, suite; Hisp. comitiva, acompañamiento, tren; Germ. d. Gefolge; Angl. a number of followers, a train, retinue, suit, equipage». Según el vocabulario Georges - Calonghi, “comitari” significa «servir di compagno ad alcuno […] seguire».

Para el significado de “sodalitas” como «‘seguito’ di un personaggio politico» y, por lo tanto, similar al de la palabra alemana “Gefolgschaft” (= “seguimiento”) y a su equivalente latino “comitatus”, ver Roberto Fiori, “Sodales 'Gefolgschaften' e diritto di associazione in Roma arcaica (VIII-V sec. a.C.)”, en Societas - Ius. Munuscula di allievi a Feliciano Serrao, Napoli 1999, en particular 105, cf. 112 donde cita un fragmento de Dionisio (Dion. Hal. 1.83.3) quien, aunque los distingue, une «clientes, sodales y servi ya entre las poblaciones albanas».

[18] Ver Giovanni Lobrano, “Società. Parte giuridica. Concetti e principi”, en Enciclopedia di Bioetica e Scienza giuridica, vol. XI, Napoli 2017.

[19] Montesquieu, EdL, Livre XI,Chapitre VI “De la constitution d’Angleterre”: «Le grand avantage des représentants, c’est qu’ils sont capables de discuter les affaires. Le peuple n’y est point du tout propre; ce qui forme un des grands inconvénients de la démocratie. […] Il y avait un grand vice dans la plupart des anciennes républiques: c’est que le peuple avait droit d’y prendre des résolutions actives, et qui demandent quelque exécution, chose dont il est entièrement incapable. Il ne doit entrer dans le gouvernement que pour choisir ses représentants, ce qui est très à sa portée».

[20] Rousseau, CS, Livre IV, Chapitre V “Du tribunat”: «Quand on ne peut établir une exacte proportion entre les parties constitutives de l’Etat, ou que des causes indestructibles en altèrent sans cesse les rapports, alors on institue une magistrature particulière […] le tribunat. […] Le tribunat n’est point une partie constitutive de la cité […]».

El poder tribunicio es identificado por Rousseau como necesario para la preservación de la articulación volitiva entre legislación y gobierno, que determina la República y a la que se dedican íntegramente los libros 2 y 3 del CS (el libro III comienza significativamente con la frase «Jʼavertis le lecteur que ce chapitre doit être lu posément, & que je ne sais pas l’art d’être clair pour qui ne veut pas être attentif»).

Cfr. Giovanni Lobrano, “«Mezzi per la difesa della libertà» e «forme di governo»”, en Andrea Trisciuoglio, a cura di, Tribunado - poder negativo y defensa de los derechos humanos en homenaje al profesor Giuseppe Grosso, Milano 2018, 185-236; Id., “Dai «mezzi per difendere la libertà» ai modi per costituirla. Per «sbloccare» la dottrina giuridica”, en Antonio Saccoccio - Simona Cacace, a cura di, Europa e America Latina. Due Continenti, un solo diritto. Unità e specificità del sistema giuridico latinoamericano, Tomo I, Torino 2020, 67-89.

[21] Debemos señalar el papel de ‘pivot’ de las nociones de “sociedad” o de “persona jurídica”. Ver Giovanni Lobrano, “La libertas che in legibus consistit”, en Diritto@Storia, n. 16, 2017, §§ 4. ’900. Applicazioni normative e romanistiche (con qualche voce dissenziente) della costruzione scientifica ’800esca - 4.a. Prima applicazione normativa (sul piano della concezione della collettività). “Juristische Person” del BGB in luogo della “société” del Code Napoléon - 4.b. Ulteriore applicazione normativa (sul piano del regime della collettività). «Ripudio della sovranità assembleare dei soci» nell’Aktiengesetz. [https://www.dirittoestoria.it/15/tradizione/Lobrano-Libertas-in-legibus-consistit.htm#_4._%E2%80%93_%E2%80%99900.]

[22] El fenómeno del siglo XX, de la pérdida de atención de los juristas positivos para el estudio histórico del Derecho y de los romanistas (en vano amonestados por Koschaker) para el estudio actual del Derecho romano, aparece de alguna manera explicado – no justificado – por la aparición del BGB y quizás la conflictiva relación entre la Escuela histórica y la codificación.

Paul Koschaker, Europa und das römisches Recht, München und Berlin 1947, 3ª ed. München und Berlin 1958, 352 «Die juristischen Disziplinen haben ihre eigenen Geset­ze, und eines dieser Gesetze ist daß sie alle mehr oder weniger auf die Gegenwart orientiert sind» (cfr. Id., Die Krise des römischen Rechts und die romanistische Rechtswissenschaft, München 1938).

[23] Infra, § 2.d.

[24] Supra, nt. 4.

[25] Benjamin Constant, De la liberté des Anciens comparée à celle des Modernes, Discours prononcé à l’Athénée royal de Paris, 1819.

[26] Guido Seddone, “Libertà negativa e libertà positiva: la distinzione di Isaiah Berlin e successivi sviluppi del pensiero liberale”, en www.filosofia.it, febbraio 2017«Berlin è stato il primo pensatore ad introdurre la distinzione tra libertà negativa e libertà positiva nel suo saggio Two Concepts of Liberty. Il saggio dopo aver delineato le due versioni procede ad una valutazione che tende a favore della versione negativa».

Sobre la doble contraposición entre Libertades (triple con la contraposición entre “libertad de / freedom for” y “libertad para / freedom to”) y sobre la contraposición homóloga entre “Democracias” (Moses I. Finley, Democracy Ancient and Modern, New Brunswick - N.J. 1973) no podemos dejar de mencionar a Norberto Bobbio, entre cuyos ensayos recuerdo: “Libertà” en Treccani - Enciclopedia del Novecento, 1978 (retomado en Id., Eguaglianza e libertà, Torino 1995) y “La democrazia dei moderni paragonata a quella degli antichi (e a quella dei posteri)”, en Teoria politica, n. 3, 1987.

[27] Según el postulado del progreso de la humanidad desde la “impulsividad” al “cálculo”. Más precisamente, habría sido – según Constant – la evolución desde la guerra al comercio, como medio de procurarse ‘bienes’, a hacer obsoleta y no más viable la libertad de los Antiguos: «La guerre est antérieure au commerce; car la guerre et le commerce ne sont que deux moyens différents d’atteindre le même but: celui de posséder ce que l’on désire. […] La guerre est l’impulsion, le commerce est le calcul. Mais par là même il doit venir une époque où le commerce remplace la guerre. Nous sommes arrivés à cette époque. Je ne veux point dire qu’il n’y ait pas eu chez les anciens des peuples commerçants, mais ces peuples faisaient en quelque sorte exception à la règle générale. […] Chez les anciens, une guerre heureuse ajoutait en esclaves, en tributs, en terres partagées, à la richesse publique et particulière. Chez les modernes, une guerre heureuse coûte infailliblement plus qu’elle ne vaut […] le commerce ne laisse pas, comme la guerre, dans la vie de l’homme, ces intervalles d’inactivité. L’exercice perpétuel des droits politiques, la discussion journalière des affaires de l’État […] des peuples libres de l’antiquité […] n’offriraient que trouble et que fatigue aux nations modernes, où chaque individu occupé de ses spéculations, de ses entreprises, des jouissances qu’il obtient ou qu’il espère, ne veut en être détourné que momentanément et le moins qu’il est possible».

[28] Jacob Leib Talmon, The Origins of Totalitarian Democracy, London 1952.

[29] Karl Marx, Der achtzehnte Brumaire des Louis Napoleon, Dezember 1851 - März 1852, § I: «… verschwanden die vorsündflutlichen Kolosse und mit ihnen das wieder auferstandene Römertum - die Brutusse, Gracchusse, Publicolas, die Tribunen, die Senatoren und Cäsar selbst».

Marx, sin embargo, en sus Formas económicas precapitalistas (1857-1858) afirmará («sulla base di una attenta e acuta lettura del Niebuhr») la diferencia entre las “formas de producción” “antigua romana” y “germánica” y entre las respectivas concepciones de la “comunidad” (Pierangelo Catalano, Populus Romanus Quirites, Torino 1974, 71-79).

[30] Peregrinación de Luz del Día o Viajes y aventuras de la Verdad en el Nuevo Mundo, 1871: §§. 3.15 s. «“libertad latina”, libertad muerta, como la lengua latina, libertad arqueológica, que practicó la difunta República romana, y que sólo vive hoy como vive su lengua, la vida de los fósiles, en los museos y bibliotecas de los eruditos, no en los parlamentos que la antigüedad latina no conoció. [...] La palabra “libertad latina” en el idioma de la libertad moderna expresa un contrasentido [...] La libertad viva y palpitante (que es el gobierno del hombre por sí mismo, como se practica en Inglaterra y en la América del Norte), “ha salido”, como dice Montesquieu, “de los bosques de la Germania”, no del viejo “Latium”, ni de la antigua Roma. Ella es sajona y germánica de origen, anglo-americana de presente y porvenir».

Alberdi, sin embargo, cambiará de opinión con motivo de la guerra, hecha a Paraguay entre 1864 y 1870 por la “Triple alianza” (Argentina, Brasil y Uruguay): «El Paraguay es una república hecha en un molde, que se asemeja más al de las repúblicas de la antigüedad que al de las repúblicas de Estados Unidos y Suiza. Puede no tener las libertades brillantes y ostensibles de las repúblicas del día, pero tíene otras, derivadas de un orden social, que mucho se asemeja al que formaba el fondo de las repúblicas antiguas. [...] El ejército paraguayo es numeroso en relación con el pueblo, porque no se distingue del pueblo. Todo ciudadano es soldado; y como no hay un ciudadano que no sea propietario de un terreno cultivado por él y su familia, cada soldado defiende su interés propio y el bienestar de su familia en la defensa que hace de su país. [...] Diez libertades de la palabra no valen una Libertad de acción, y solo es libre en realidad el que vive de lo suyo» (Id., Escritos Póstumos, IX. Ensayos sobre la sociedad, los hombres y las cosas de Sud-América, Buenos Aires 1899, 432 ss.; cfr. Giovanni Lobrano, “El esquema de la contraposición de ‘romanos-latinos' con ‘germanos-anglosajones' y el modelo constitucional romano en el pensamiento jurídico moderno”, en Revista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Número monográfico de Jurisprudencia, año XVI, n. 50, octubre 1988 - Quito - Ecuador, 245-296, en part. 292 s.; más recientemente Leon Pomer, La Guerra del Paraguay: estado, política y negocios, Buenos Aires 2008).

[31] También la Constitución italiana del 1948 es ejemplo del predominio de la atención por la limitación del poder frente a la atención sobre la participación al poder, que es liquidada por el artículo 67, donde lacónicamente se afirma: «Ogni membro del Parlamento rappresenta la Nazione ed esercita le sue funzioni senza vincolo di mandato.»  (cfr., infra, nt. 43).

[32] Según la Constitución francesa de 1793, el poder de decisión pertenece a los Ciudadanos, que lo expresan en las “Asambleas Cantonales Primarias” (cfr., supra, nt. 4). Sobre los distritos territoriales franceses en la era revolucionaria, ver Isabelle Bernier, “Histoire: la création des départements français à la Révolution” en Futura Sciences, 10/10/2019.

[33] Supra, § 2.a.

[34] Que Otto von Gierke, Die Genossenschaftstheorie und die deutsche Rechtssprechung, Berlin, 1877, se encargará de declarar “real” aunque no “física” (ver Francesco Ferrara, Teoria delle persone giuridiche, Napoli-Torino 1915; Ludwig Schnorr von Carolsfeld, Geschichte der juristischen Person, München 1933).

[35] El segundo libro del tercer volumen del Sistema (1840) es dedicado a “Die Rechtsverhältnisse”. El párrafo II del capitulo 3 (“Von der Entstehung und dem Untergang der Rechtsverhältnisse”) es dedicado a los “Freye Handlungen”. Este ‘párrafo’ es, a su vez, dividido en “Hindernisse” y “Erweiterung durch Stellvertretung”. La materia de los “Hindernisse” (“§. 112”) es dividida en “Vernunftlose”, “Interdicirte” y “Juristische Personen”. El “§ 113” (“Freye Handlungen”) trata de un solo tema: “Erweiterung durch Stellvertreter”.

[36] En la misma línea, Riccardo Orestano (Il problema delle fondazioni in diritto romano, Torino 1959 [citado aquí de la reproducción anotada por Maria Campolunghi y Franca De Marini Avonzo en Rivista di Diritto Romano, VIII, 2008 [= http://www.ledonline.it/rivistadirittoromano/]) mencionando su propio Maestro Emilio Betti, escribe de «lento e faticoso processo di astrazione e di unificazione», operado – aunque no perfeccionado – también por los juristas romanos, hacia las categorías universitas y corpus.

[37] Ausführliche Erläuterung der Pandekten, 34 volúmenes, Erlangen 1790-1830, aquí citado en la versión italiana de aproximadamente un siglo después = Commentario alle Pandette; directores Filippo Serafini - Pietro Cogliolo - Carlo Fadda, Milano 1888-1909, Titolo IV “Quod iussu”, § 919 “Concetto e natura dell’actio quod iussu”, 213 s.

[38] “Mitwirkung für fremde Rechtsgeschäfte“ (Teil 1) en Jahrbücher für die Dogmatik des heutigen römischen und deutschen Privatrechts, 1857, Bd. 1, S. 273-350 (Online verfügbar unter http://www.bibliothek.uni-regensburg.de/ezeit/?2084719) y "Mitwirkung für fremde Rechtsgeschäfte" (Teil 2) ibidem, 1858, Bd. 2, S. 67-180 (Online verfügbar unter http://www.bibliothek.uni-regensburg.de/ezeit/?2084719 [http://dlib-zs.mpier.mpg.de/pdf/2084719/02/1858/20847190218580071.pdf]). Escritos de Jhering, directamente críticos de la Pandectística, son los recogidos por él mismo en la obra Scherz und Ernst in der Jurisprudenz, Göttingen 1891 (cfr. Francesco Viola, “R. von Jhering e la conoscenza del diritto”, en Id., Vittorio Villa, Mirella Urso, a cura di, Interpretazione e applicazione del diritto tra scienza e politica, Palermo 1974, 28 s. [http://www1.unipa.it/viola/Jhering_e_la_conoscenza_del_diritto.pdf].

El mismo Savigny no alcanza traducir al nivel del régimen volitivo su propia doctrina de la la persona jurídica (Giovanni Lobrano - Pietro Paolo Onida, “Rappresentanza o/e partecipazione. formazione della volontà «per» o/e «per mezzo di» altri. Nei rapporti individuali e collettivi, di Diritto privato e pubblico, romano e positivo”, en Diritto@Storia, n. 14, 2016, § II.1.d. [https://www.dirittoestoria.it/14/contributi/Lobrano-Onida-Rappresentanza-o-e-partecipazione.htm] = “Representación o participación. Formación de la voluntad «por» o «por medio de» otros en relaciones individuales y colectivas, de derecho privado y público, romano y positivo”, en Roma e America. Diritto Romano Comune, n. 38, 2017).

[39] Giovanni Carlo Seazzu, “Nota sul rapporto tra iussum procura e mandatum. Da Christian Friedrich von Glück a Botho von Salpius, Vincenzo Arangio-Ruiz e una recente ‘rivisitazione’”, en Giovanni Lobrano - Pietro Paolo Onida, a cura di, Ritorno alla Repubblica: dalla rappresentanza alla partecipazione, Cagliari 2020, 13-68 y en Diritto@Storia, n. 17. 2019 [https://www.dirittoestoria.it/17/tradizione/Seazzu-Nota-rapporto-iussum-procura-mandatum.htm].

[40] Pietro Paolo Onida, «Agire per altri» o «agire per mezzo di altri». Appunti romanistici sulla «rappresentanza», I. Ipotesi di lavoro e stato della dottrina, Napoli 2018.

[41] Mario Campobasso, “Il potere di rappresentanza degli amministratori di società di capitali nella prospettiva dell’unità concettuale delle forme di rappresentanza negoziale e organica”, en Amministrazione e controllo nel diritto delle società. Liber amicorum Antonio Piras, Torino 2010, 452 ss. (cfr. Id., L’imputazione di conoscenza nelle società, Milano 2002, 172 ss.) critica la doctrina corriente de la “diversificación profunda” entre las diversas formas de representación (en particular: negocial y orgánica), sitúa sustancialmente entre los mismos polos y por las mismas razones el «processo evolutivo comune alle varie forme di rappresentanza di cui la rappresentanza delle società costituisce il punto più avanzato. Si tratta della progressiva affermazione dell’autonomia del potere di rappresentanza dal contenuto di potere gestorio che lega il rappresentante al rappresentato. Uno sviluppo di cui si possono rintracciare le lontane origini fin dal XIX secolo, nell’insegnamento del Laband secondo cui la procura è negozio autonomo dal mandato [P. Laband, “Die Stellvertretung bei dem Abschluβ von Rechtsgeschäften nach dem Allgemeinen deutschen Handelsgesetzbuch”, in ZHR - Zeitschrift für Handelsrecht, 10, 1866, 183 ss.]».

[42] Max Weber, Wirtschaft und Gesellschaft. Grundriss der verstehenden Soziologie, hrsg v. J. Winckelmann, 5ª ed., Tübingen 1976, lib. I cap. III §22 p.172, escribe sobre la “gebundene Repräsentation”: «‘Repräsentanten’ sind in Wahrheit: Beamte der von ihnen Repräsentierten» y esa es el «Surrogat der in Massenverbänden unmöglichen unmittelbaren Demokratie»; sobre la “freie Repräsentation” escribe, en cambio: «Der Repräsentant, in aller Regel gewählt [...], ist an keine Instruktion gebunden, sondern Eigenherr über sein Verhalten. Er ist pflichtmäßig nur an sachliche eigene Ueberzeugungen, nicht an die Wahrnehmung von Interessen seiner Deleganten gewiesen» y «der von den Wählern gekorene Herr derselben, nicht: ihr ‘Diener’ ist [...] Diesen Charakter haben insbesondere die modernen parlamentarischen Repräsentationen angenommen»; cfr p.173 «Nicht die Repräsentation an sich, sondern die freie Repräsentation und ihre Vereinigung in parlamentarischen Körperschaften ist dem Okzident eigentümlich».

[43] La expresión “crisis del sistema representativo” ya se ha convertido casi en un lugar común en la literatura jurídica. Me limito aquí a citar el ensayo muy reciente de Michele Belletti, “La crisi della rappresentanza alla base della crisi del divieto di vincolo di mandato”, en Osservatorio costituzionale [AIC - Associazione Italiana dei Costituzionalisti] 1/2020.

[44] De hecho, la contraposición “negativo-positivo” se aplica ahora también a la noción de Autonomía (y lo mismo se puede hacer con la noción de Federación [ver, infra, nt. siguiente]) con una atención creciente a la Autonomía (y Federación) “positiva”.

Annamaria Poggi, “Il regionalismo italiano ancora alla ricerca del «modello plurale» delineato in Costituzione”, en federalismi.it, 8 gennaio 2020, 6 hace remontar a Antonio Ruggeri la aplicación del esquema de Berlín a la noción de Autonomía: «Antonio Ruggeri ha dedicato buona parte delle sue riflessioni al tema del regionalismo7 e altresì a quello della specialità, ritenuta “culturalmente immatura”8, in quanto, al pari dell’autonomia regionale tout court afflitta da un male originario, quello di concepirsi quale “autonomia ‘negativa’ che, al pari delle libertà liberali reclamava unicamente di essere lasciata con se stessa per ricercare le vie della propria affermazione e tutela, senza avvedersi che solo un’autonomia anche positivamente ricostruita avrebbe potuto (e potrebbe) esser, per un verso, compiutamente realizzata e dimostrarsi, per altro verso, adeguata all’esigenze di una società complessa”9. [7) Basti rammentare le numerose edizioni de Lineamenti di diritto regionale, dal 1984 al 2012 in collaborazione col Maestro, Temistocle Martines, oltreché a partire dal 2002 anche con altri colleghi. Negli “Itinerari” di una ricerca sul sistema delle fonti sono raccolti anno per anno i numerosi scritti in tema di regionalismo e regioni speciali. – 8) Prospettive di una “specialità” diffusa delle autonomie regionali, in “Itinerari” di una ricerca sul sistema delle fonti, V, Studi dell’anno 2001, Torino, 2002, 2 – 9) Ibidem, 4.]».

La misma aplicación se encuentra en Omar Chessa (“Autonomia negativa, autonomia positiva e regionalismo differenziato: come uscire dalla crisi del principio autonomistico”, en Josep Maria Castellà Andreu, Simone Pajno, Guido Rivosecchi y Giuseppe Verde, a cura di, Autonomie territoriali, riforma del bicameralismo e raccordi intergovernativi: Italia e Spagna a confronto, Napoli 2018, 175 ss.; = Id., “Il regionalismo differenziato e la crisi del principio autonomistico”, en Diritto@Storia, n. 15, 2017, § 2 «Il principio di differenziazione») y en Daniele Trabucco (“Referendum consultivi e regionalismo differenziato. Verso un regime di semispecialità” en Dirittifondamentali.it - Fasc. 1/2019, § 5 «Dall’autonomia “negativa” alla autonomia “positiva”: il problema della “Camera delle regioni”» 26 ss.).

[45] Como ya la “Constitución” inglesa había encontrado su máximo intérprete en Montesquieu, la Constitución estadounidense encuentra su máximo intérprete en Alexis de Tocqueville, quien la define brillantemente (en De la démocratie en Amérique, I, de 1835) combinación de “très grande centralisation gouvernementale” y “extrême décentralisation Administrative”. Es la federación reducida a la descentralización; es decir: sin la participación de las Comunidades autónomas o federadas al gobierno estatal o federal. Tengase en cuenta que en la Démocratie en Amérique la palabra “autonomie” nunca aparece (mientras que la palabra “liberté” aparece 406 veces). Ver Giovanni Lobrano, “Existe um «pensamento político-jurídico latino-americano»? O pensamento democrático-republicano da independência latino-americana federalismo verdadeiro (municipal) versus federalismo falso (estadual) entre Europa e América”, en Jovino Pizzi e Maria das Graças Pinto de Britto, coordenação, Constitucionalismos, democracias e educação: o presente e o futuro da América Latina [VII Seminário Internacional Pensamento Crítico - Universidade Federal de Pelotas (UFPel) Pelotas, 1-3 de setembro de 2015] Coleção: Diálogo Crítico Educativo, volume VIII, Pelotas 2016, §§ 3.a-c. Versión italiana en https://www.researchgate.net/profile/Jeisson-Martinez-Leguizamo/publication/291947515_Las_implicaciones_del_respaldo_de_la_Union_Europea_y_la_CELAC_al_Proceso_de_Paz_en_Colombia_Sectores_y_mecanismos_para_la_implementacion_de_las_ayudas_Paginas_583_a_600/links/56a7766208ae860e02556148/Las-implicaciones-del-respaldo-de-la-Union-Europea-y-la-CELAC-al-Proceso-de-Paz-en-Colombia-Sectores-y-mecanismos-para-la-implementacion-de-las-ayudas-Paginas-583-a-600.pdf .

Para la aplicación de la contraposición “negativo-positivo” a la noción de Federalismo hay de considerar que esta noción es inventada especialmente para la Constitución de los Estados Unidos de 1788 (diseñada por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay en los Federalist Papers de 1787-1788) sobre el “modelo” de la “Constitución inglesa”, contra la experiencia confederativa europea-continental que es de tradición romana y que se expresa (principalmente, pero no sólo) en la organización otriginal suiza (“Pacto” entre las comunidades de Uri, Svitto y Unterwaldo, 1291) y en la doctrina althusiana (Politica methodice digesta, 1603-14) la cual última se ha definido correctamente como “federalismo societario [sozietaler Föderalismus]” por Thomas Hüglin [Berlín-Nueva York 1991].

A la tradición jurídica romana y a la experiencia confederativa europea conectada continúan inspirándose – en el primer cuarto del siglo XIX – las tentativas de organizaciones federales de Francisco de Miranda (1801 y 1808) José Gaspar Rodrigues de Francia (1810) y Simón Bolívar (1815 y 1824); cfr. Giovanni Lobrano, “Existe um «pensamento político-jurídico latino-americano»?”, cit., § 3 “Municípios e federação: o verdadeiro federalismo no pensamento político-jurídico da Independência”.

[46] “Per ri-pensare giuridicamente le «città» e, quindi, l’«impero»: I «concili provinciali»” (comunicazione al XXXVII Seminario internazionale di studi storici “Da Roma alla terza Roma - Le Città dell’Impero da Roma a Costantinopoli a Mosca. Fondazione e organizzazione. Capitale e province”, Campidoglio, 21-22 aprile 2017, e, quindi al seminario  "Universalità del Diritto romano", Università di Niš - Facoltà di Giurisprudenza, Niš, 12-14 Ottobre 2017), in Ius Romanum, 2, 2017, 15 ss

[47] Marcello Cecchetti, “Le autonomie locali nel disegno costituzionale. tra competenze proprie e strumenti di partecipazione all’esercizio di competenze altrui”, en Giovanni Lobrano e Marie-Rose Mezzanotte, a cura di, Sistema delle Autonomie in Sardegna. La riforma necessaria, Cagliari 2020, 99 «L’autonomia non può limitarsi a essere declinata esclusivamente come difesa di una quota di poteri di “autogoverno” che ci si esercitano “in casa”, ma – in linea con quanto qui sostenuto dal collega Lobrano – deve essere necessariamente declinata anche secondo il paradigma della partecipazione alle decisioni altrui. Autonomia deve significare anche – e, oggi, soprattutto – che tutte le comunità del territorio possano (e debbano) partecipare e cooperare ai processi decisionali che si svolgono ai livelli superiori. È questa la grande lacuna – prima di tutto “culturale” – che ancora affligge il nostro ordinamento» [http://www.isprom.it/sites/default/files/attachments/2021-02/Quaderni%20Mediterranei%2016.pdf].

[48] Prueba de esta ‘ausencia’ es también la escasa consistencia dogmática de la esperada “autonomía positiva”.

[49] Jacques Lenoble - Marc Maesschalck, L’action des normes. Éléments pour une théorie de la gouvernance, Sherbrooke 2009, en part. xvii s.: «Un premier blocage tient au fait que la philosophie politique s’est généralement concentrée sur la question de la ‘légitimité de la norme’, c’est-à-dire sur celle des conditions qui étaient à respecter pour que la norme adoptée par une autorité publique soit rationnellement acceptable» lo que lleva a privilegiar una «forme 'représentative' de la démocratie». «La philosophie politique récente n'est pas restée prisonnière de cette approche 'représentative' de la démocratie. [...] L'idée émerge, tant dans les transformations qui affectent la réalité de nos sociétés que dans la pensée politique de la démocratie, d'un nécessaire renforcement des formes de participation des citoyens à l’exercice du pouvoir. Mais le terme reste souvent vague. De plus, même là où l'analyse se fait plus fine, l’exigence que ce terme dénote reste plus de l'ordre de la boîte noire que d'une opération théoriquement construite. Ce défaut de construction théorique explique ce que nous identifions comme un blocage».

Prueba particularmente elocuente del “bloqueo” es la teoría (y, si posible, todavía más la praxis) de la llamada “e-democracy”.

[50] El punto de partida de la ‘operación’ es Populus Romanus Quirites (cit.) de Pierangelo Catalano.

[51] CS, Livre III, Chapitre XV “Des députés ou représentants” «Tout bien examiné, je ne vois pas qu’il soit désormais possible au souverain de conserver parmi nous l’exercice de ses droits si la cité n’est très petite. Mais si elle est très petite elle sera subjuguée? Non. Je ferai voir ciaprès»32 - n. 32: «C’est ce que je m’étais proposé de faire dans la suite de cet ouvrage, lorsqu’en traitant des relations externes j’en serais venu aux confédérations. Matière toute neuve et où les principes sont encore à établir».

«Le vrai sens de ce mot [Cité] s’est presque entièrement effacé chez les modernes; la plupart prennent une ville pour une Cité & un bourgeois pour un Citoyen. Ils ne savent pas que les maisons font la ville, mais que les Citoyens font la Cité. Cette même erreur coûta cher autrefois aux Carthaginois.» Esta es la nota adjunta por el Autor al pasaje del CS, Livre I. Chapitre VI “Du Pacte Social” citado supra (§ 1.d) sobre la relación entre la pluralidad de los Ciudadanos y la unidad del Pueblo.

[52] Politica I.1252: §1 πειδ πσαν πόλιν ρμεν κοινωνίαν τιν οσαν κα πσαν κοινωνίαν γαθο τινος νεκεν συνεστηκυαν (το γρ εναι δοκοντος γαθο χάριν πάντα πράττουσι πάντες), δλον ς πσαι μν γαθο τινος στοχάζονται, μάλιστα δ κα το κυριωτάτου πάντων πασν κυριωτάτη κα πάσας περιέχουσα τς λλας. Ατη δ’στν καλουμένη πόλις κα κοινωνία πολιτική. «puesto que sabemos que toda ciudad es una sociedad y que toda sociedad se constituye con miras a un bien (porque todos hacen todo lo posible para conseguir lo que les parece bueno) está claro que tiende al bien y al más importante de todos la sociedad más importante de todas e que incluye en sí a todas las demás. Esta es la que se llama ciudad y sociedad política». (ver Enrico Berti, Società civile - Società politica, Roma 1993; cfr. Id., Aristotele nel novecento, Bari 1992).

[53] rep. 1.49 quid est enim civitas nisi iuris societas civium? Cfr. 1,39 (cit.) e 6.13.